Aquí estoy.
Tocando una guitarra que no tiene cuerdas.
Con un sombrero que no protege del sol porque aquí no hay sol ninguno.
Bailando un baile de caderas que no se mueven. Impasible, quieta, detenida.
Aquí estoy.
Susurrando canciones imposibles a la mujer que sonríe en su bañador rojo mientras se zambulle en el agua azul.
Estoy aquí, en un instante en el que a punto estoy de arrancarme a hacer algo importante. Pero no lo hago.
A punto estoy.
Pero no lo hago.
Si mañana saliera el sol por poniente, los girasoles se partirían la nuca.
Me gustaría ver a todos los girasoles del planeta romperse el cuello con tal de que pasara algo.
A veces tengo ansiedad.
A veces no la tengo.
Lo hago y no lo hago.
Bebo un gin tonic a escondidas de mi madre y toco la guitara a escondidas de mis orejas.
Tengo las orejas grandes, la cintura estrecha y el alma volátil.
Vuelo y no vuelo.
Ningún don para la música, pero muchas ganas de convertirme en clave de sol.
Pero aquí no hay sol ninguno.
Ilumina y está oscuro.
Voy y vengo.
Entro y salgo.
Aquí estoy, con la guitarra firme entre mis brazos, las caderas dudosas y la música soplándome en la oreja.
Dispuesta a partirme el cuello si mañana el sol sale por poniente.
6 comentarios:
precioso...:-)
no querría estar aquí...
pues no está tan mal
Me gusta todo, salvo una cosa: una guitarra sin cuerdas es un pecado muy feo. Eso tendrás que arreglarlo.
Y por cierto, el cuadro es chulisimo. De quien es?
(Cheshire)
El cuadro es de una vieja amiga de ZGZ. Se llama Raquel Tejero y un día colgó del Azul, aquel mítico bar que estaba junto a la Puerta del Carmen. Le dije a mi madre que yo quería sentirme como la chica del dibujo y una semana más tarde me lo mandó en un transporte.
Realmente el cuadro transmite paz, confort, serenidad y al menos unos segundos de felicidad.
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