viernes, 22 de febrero de 2013

Es tu naturaleza

A veces, cuando te sientes desubicada, te acomodas en la taza del váter para darte perspectiva y recobras el equilibrio. Tomas posesión del lugar en el que te encuentras: las paredes, la puerta del patio abierta para que salga el gato, los 300 apuntando con sus lanzas al corazón de  Persia y esas canciones de los Gómez que pinchas una y otra vez para que no se te olvide de dónde vienes.
Piensas en todo eso ahora que la casa está vacía a partir de tu punto de vista. De tus ojos en adelante no se ve a nadie. Digamos que estás sola, como cuando bebes cerveza frente al espejo, calibras los mordiscos que llevas en el cuerpo y sacas la conclusión de que la vida no te está yendo mal del todo.
Como si de ir bien o mal la vida se tratara.
La vida va de otra cosa. La vida va más bien de chicas de Transilvania que trabajan en un bar de O´Donnel, de amigos que no saben por dónde les da el aire, de otros amigos que tienen claro por dónde no debería soplar el viento que nos mueve, pero que no pueden decírnoslo porque tampoco tienen muy claro dónde puede estar nuestro Norte.

Y va de trabajos raros si tienes suerte; de ladrones que esquían en Vancouver y viajan en primera; de protestas callejeras bajo la lluvia helada de febrero; de universitarios que venden sus títulos universitarios por falta de uso; de debates absurdos entre políticos absurdos; de líderes religiosos que dimiten cuando algo huele a podrido en Dinamarca; de otros líderes que no dimiten ni cuando les pones una pistola en la cabeza.
Si valoran tan poco su vida, qué no harán con la tuya.

La vida va también de héroes sin piernas que matan a sus novias; de misiles Scud que siguen volando sobre y contra las vidas de otros; de competir contra el diablo que llevas dentro y perder;
de compañías aéreas que no te dejan volar sin la partida de nacimiento; de ayuntamientos que sacan la grúa municipal a pasear porque no llegan a fin de mes; de no llegar a fin de mes desde hace años; de falta de concentración; de drogas que no vienen a cuento porque no tienen nada que contar; de reencuentros y de gatos que entran en maletas que deberían llevar diez días cerradas, pero que aún siguen abiertas, por si acaso.

Antes, 10.000 años atrás, la vida parecía ir más bien de organizarse para cazar en grupo, superar el invierno y sanear los genes para concebir líderes de grupos organizador para cazar.
De pronto, alguien se puso a pintar en una roca cualquiera el perfil de un bisonte y la vida se convirtió en otra cosa. Gracias a los artistas la vida anda pensando, como tú ahora, si merecería la pena echar el curriculum en el Gran Hermano marciano que se estrena en 2023.
De momento, sin decisiones inmediatas a la vista, te pones a Macy Gray cantando aquello de Sexual Revolution. Porque, en el fondo, esa es tu naturaleza.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Este comentario tuyo no lo habia visto y me parece muy sugerente. De todos modos mi calibre actual ya no es el 38 :-)

Anónimo dijo...

Perdona que sea anonimo pero no he conseguido sacar mi fernandez;-)38 con el maldito movil.
La vida real y la tecnologia no siempre van de la mano.
Tu fiel seguidor ;-)

Anónimo dijo...

Has vuelto.
Ahora se comprende por qué al váter se le llama "el trono".
Nos vemos en la nave a Marte.

Gracia Lacal dijo...

Joder, quién eres?