viernes, 4 de mayo de 2012

De Chueca a O´Donnel sólo hay un paso

Aquí está mi nueva casa. Alguien la ha estado poniendo a punto sobre el plano perfecto que dibujó Sandra. 
Hoy he llegado de Sao Paulo, vía Nueva York, pasando por Menorca, Fernando Sexto y Arturo Soria. 
En Sao Paulo, lo sabe todo el mundo, reside mi alma salvaje.
Noches como pocas, las brasileñas. 
En Nueva York, de vuelta de la biblioteca, me entran ganas de escribir novelas que compitan con Capote. Cuando veo que no lo consigo me voy a Menorca.
En Menorca, está claro, el objetivo es el sexo en la playa, después de conducir un descapotable rojo con asientos de cuero blanco. En medio del acto nos asalta un comando de adolescentes en bicicleta. 
Me marcho de Menorca.
Fernando Sexto es el rincón donde miro a mis amigos. Las drogas y el desamor nos permiten ser libres.
Voy a Arturo Soria, miro una de Woody Allen y decido marcharme. Tengo jet lag de besos imposibles.

Dicen los amigos que no han estado en Chueca que esta casa nunca será mi casa de Chueca. Pero ya estoy aquí, en O´Donnel con Doctor Esquerdo. Está amaneciendo aquí, como amanecía en Chueca. Y llueve, como llovía en Sao Paulo, y siento, como en Menorca, y bebo, como en Fernando Sexto, y beso, como en Arturo Soria. Y me doy cuenta de que de Chueca  a O´Donnel, sólo hay un paso.