viernes, 25 de mayo de 2012

Noches de color rojo

Me recibe al llegar a casa un aroma a primavera caduca que a punto está de lanzarme en coche hacia el Son. Me doy cuenta de que hay menos polen a estas horas en Fernando VI que en mi calle y opto por quedarme. Mi escuálida tarjeta de crédito juega un papel en la decisión, para qué negarlo.
No le doy importancia al cambio de planes. Me gusta abrir el nuevo portal. En la plenitud de mi vida tecnológica, me recibe una alfombra de lana tejida en el 63. El fondo es granate, igual que aquel TDi  que estampé en la carretera, en un épico siniestro total, justo el día siguiente de cancelar el seguro a todo riesgo. La diferencia es que el catálogo de Seat decía que era "rojo volcán". Felicito a los publicistas de la marca. Durante algunos días fantaseé con la imagen de mi conducción avanzada dentro de una refulgente bola de color rojoferrari. Ahora ya no soy daltónica y sé a ciencia cierta que la alfombra es granate y el coche lo fue.
La decisión de no bajar al centro está más que justificada si  ya he descubierto más errores de mi pasado que en años de terapia de a sesenta la hora.
Enciendo el ordenador y abro el periódico. La alfombra será granate, pero mi pantalla es cojonuda y la conexión va como un tiro. Leo las noticias. Abro siete periódicos al mismo tiempo. Tengo la intención de calmar la ansiedad informativa que el trabajo me impide estos días. Estoy dispuesta a empezar por la sección de economía. Aparentemente no hay otra en las portadas de estos días. Pero no es cierto. Mientras Bankia pide más dinero al Estado, el BarÇa gana la copa del Rey y Nicole Kidman lucha en Cannes por interpretar tras una máscara de bótox. También hay una receta de hamburguesas de atún, pero no tengo hambre.
El surrealismo informativo me lleva a abrir un par de latas de cerveza. Lo tengo claro, opto por averiguar qué va a ser de nosotros cuando hayamos muerto y me decido por Economía. La necrofilia de madrugada me obliga a fumar, algo que no tenía pensado esta noche.
Después de fumar, el horror sobre el futuro se multiplica y cambio a Cultura. Entro en pánico al saber que, según los expertos del Louvre, la Giocconda se borra sin remedio.
Las llaves del coche tintinean en el bolso como las zapatillas rojas del cuento. Sé que si las cojo no podré dejar de bailar. Y de pronto pienso que a ni el bótox, ni el fútbol, ni la Giocconda me importan mucho ahora mismo. Lo de Bankia ni lo pienso, porque pensarlo me hará tener una noche en la que vea todo de color rojo.

- ¿Todo rojo?- me dirá él- Querrás decir negro.

Y yo le contestaré, como Holly Golightly, que se puede tener un día negro porque ha llovido demasiado y estar triste. Pero que los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué.

Y ante la escena prefiero quedarme con que Kirchner expone en la Fundación Mapfre, con los ojos de Miguel Ángel, que codician cosas bellas, y con aquel Tdi rojo volcán que mi banco no quiso refinanciar.

En cuanto a la juventud eterna, me decanto por Guillaume Côté.

Recupero el daltonismo. Sin miedo. Y sin ir al son.





3 comentarios:

Unknown dijo...

De lo mejor que has escrito en tiempos querida...

toni prat dijo...

si querida si...mehas dejado anonadado...!!!esto es mejor que lo que escribe Josep Casadesús, Enric Bahí, Carme Cabús, Salvador Giralt, Dante Bertini, Joan Vicente i Castells, Roc Casagran Casañas, Tònia Passola...i más fino que lo de Joan Crosas Escudero, Jordi Vigueres, Ferran Aisa, Gerard Jacas, Jordi Garcia Espalda, Matías Néspolo, Benet Rossell y más exquisito que lo de Manel Queralt, Emili Bou, Genís Cano, Goya Gutierrez, Xavier Diez...

Gracia Lacal dijo...

Gracias, por los autores que conozco.