lunes, 16 de enero de 2012

Sonrisas de carnaval en el invierno de Madrid

Hoy nieva en Guadalix. No voy bien abrigada. Tengo frío, pero no lo siento. Reconozco que hace frío, mucho frío. Pero yo no lo siento. Recibo la primera señal de que estoy viva.
Cuando anochece, en Plaza de Castilla sopla un viento del infierno. Un viento de esos que te corta los labios de tal manera que sabes que no podrás besar a nadie a menos que saques el cacao del bolso.
El bolso, que se expande, se rige más por la teoría de la relatividad que por la mecánica cuántica, así que es imposible encontrar una barra que hidrate tus labios. Nunca darás con ella, por mucho que la busques.
No me preocupa. No tengo que besar a nadie en Plaza de Castilla. Es la segunda señal de que estoy viva.

El metro llega al centro y entro en casa. A veces las casa son agujeros negros en los que puedes encender la luz, cerrar los ojos y ver todas las galaxias que engulló la materia oscura. A veces el frío es cálido y el negro es blanco. Cuando llegas a ese estado de comunión con el universo, te conviertes en Replicante. En este momento surge una duda: ¿estoy viva?

A veces también puede ocurrir que entres en la cápsula espacial que con tanto mimo has construido en el sofá y los teléfonos comiencen a sonar. Y cuando suenan los teléfonos puedes hacer dos cosas: contestar o mentir mañana sobre por qué no has contestado.
Hoy decides contestar. Porque es lunes, porque hace frío y porque quieres sentirte viva todo el tiempo que sea posible.
Y ya deberías saber que cuando contestas al teléfono el timbre de la puerta tarda pocos minutos en comenzar a sonar.Y tras el sonido del timbre es consecuencia evidente que los amigos se reproduzcan en el umbral. Es entonces cuando los buenos propósitos sobre dormir las 8 horas reglamentarias se desvanecen; los labios se hidratan; la luna mengua; la noche fluye como fluyen los ríos de buen caudal; los libros que mi "compi de salida" (véase Nemo) trae de "su" Cuba libre te actualizan a Boris Vian ilustrado. Y así, en este calor profundo del largo y frío inverno, puedes pinchar la versión de "Sitting on the duck of the bay" de los Hillbily Mongows para que sea la banda sonora de ese agujero de gusano en el que ahora mismo entrarías si te prometieran que tanta felicidad no va a terminar nunca.
Por eso hoy no puedo estar de acuerdo con los Boomtown Rats y su rollo de que no les gustan los lunes.
Definitivamente, los lunes tengo cara de carnaval.

1 comentario:

Mariajo dijo...

Qué bonito escribes, tocaya!!!! Suerte la tuya y suerte la mía de pasar los lunes en Guadalix o en plaza de Castilla, o por el puente de Santiago con un frío que corta el sentido pero que nos mantiene vivas. Mucho mejor que el falso calor de los lunes al sol. Para ellos hay poco cacao que hidrate sus penas y esa sensación de: "Y hoy, qué?"