lunes, 11 de junio de 2012

Cruzar en rojo

Tomar fotos a medianoche en Buenos Aires sin flash produce imágenes desenfocadas. Y eso desconcierta. Al peatón le puede surgir la duda de si esos hombrecillos rojos van a cruzar o no
De madrugada, en Madrid, los semáforos que me salto para llegar pronto a casa, pasan del verde al rojo sin que que se me ocurra pisar el pedal del freno. Cuando llevas una televisión de tubo de 50 pulgadas en el maletero no puedes pisar el freno. Hice un curso de conducción segura y sé que es mejor saltarse un semáforo que soportar la inercia de un objeto de cincuenta kilos a ochenta por hora sobre la nuca. 

Yo, como Marylin, no tengo intención de suicidarme. Tampoco Janis Yolin quiso largarse tan pronto. Que se les fuera la mano para dormir o para evadirse es otro asunto: cosas de tener poca paciencia. 

Así que nadie juzgue imprudente pasar las luces rojas en sexta si  lo que sueñas al volante es llegar a casa y darte una ducha caliente mientras escuchas Trópico Utópico. No es el instinto suicida el que te impulsa a pisar el acelerador. Se trata más bien de la conservación de tu especie. 

Necesitas un libro, necesitas dos libros, necesitas tres libros. Necesitas cerrar la puerta a tu espalda y echar la llave para que nadie entre; saludar al gato, hacer un reguero de ropa en el suelo según te la quitas, abrir la llave del agua caliente y darle jabón al alma; hidratar la piel, cepillarte los dientes y estropear tu aliento fresco con una cerveza; tender la ropa, fumar un poco y considerar absurda la reciente higiene dental; salir al patio y dejar que el pelo se seque soplado por este viento impropio de junio.
Y sentarte aquí, con los dedos sobre las teclas, a la espera de que sean capaces de hacer algo más  que conducir deprisa hacia el futuro. 

No es noche hoy de recuerdos. 
Es hora apostar en el hipódromo con Bukowsky y de dormir abrazada a Archer. 

Son noches de esas noches en las que hay que arriesgarse a cruzar la vida sin mirar.


1 comentario:

Unknown dijo...

Directa, rápida y sincera. Y menos efectista. Me gusta.